Pablo, apóstol de los gentiles.

Eso pensé. Pero NO fue “my first thought”, no fue a primera vista. A primera vista vi una figura delgada, de 6 pies, 5 pulgadas de alto. Quizas mas. De tes oscura, implantes de silicona. Extensiones muy bien arregladas hasta las rodillas. Tatuajes. Manos grandes. Voz gruesa y labios rellenos. Entonces bromeé… mira Avatar. Creo que percibio mi asombro y se regodeó entre las mesas antes de venir donde nosotros. Como quien trabaja con sus emociones para no ser descubierto.

Se lleno de valor y algo aprensivo nos ofreció algo de tomar. Ninguna de nosotros contestó inmediatamente. Se dirigió a mi. Y en esta ocasión lo mire a los ojos (como es mi costumbre) mientras tomaba mi orden pero No sonrei. Estudiaba su actitud.

Entonces la gran pregunta: ¿como le llamamos? He inmediatamente pensé en Pablo, el apostol de los gentiles. El problema no estaba en la circunscicion. De todas maneras era una costumbre del pueblo judio de ese tiempo. Tampoco el problema estaba en si esta bien o no circuncidarse. El problema estaba y sigue estando en el corazón. Los querian convertir sin amarlos primero.

Entonces espere que volviera a la mesa, lo mire nuevamente, sonrei y le pregunté: ¿como te llamas? Seriamente me dijo su nombre. Yo me rei y le dije acércate, dejame leerlo porque con mi acento va a parecer que dije una mala palabra. Todos reimos. Entonces su actitud fue otra. Mi actitud fue otra. Sentí ternura… compasión. Estoy segura que le hablamos del amor de Dios sin obligarle a “circuncidarse”.

Entendi a Pablo cuando dijo a los Tesalonicenses “Como apóstoles de Cristo, sin duda teníamos el derecho de hacerles ciertas exigencias; sin embargo, fuimos como niños entre ustedes. O bien, fuimos como una madre que alimenta y cuida a sus propios hijos. Los amamos tanto que no sólo les presentamos la Buena Noticia de Dios, sino que también les abrimos nuestra propia vida.”

“Vuelvan” dijo. “Estare feliz de volverles a servir.”

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